miércoles, 8 de octubre de 2025

Otro magnífico ejemplar de una gran colección

 

Este es el número diez de la serie Voces que la revista, y editorial, 5W está dedicando a conversaciones entre periodistas para hablar de la profesión y de cómo la ejercen. He leído y comentado en el blog los nueve anteriores. Todos enormemente interesantes como lo es este que ahora comento.

No conocía a Patricia Simón y me he llevado una grata sorpresa con sus aportaciones. A Anderson no solo lo conozco y he leído casi todo lo que se ha publicado en España de él, sino que en estos días estoy leyendo, poco a poco, el monumental segundo volumen de He decidido declararme marxista.

Dos buenos periodistas separados por la edad, pero al mismo tiempo unidos por algunas experiencias comunes al haber trabajado a veces en los mismos escenarios. En este sentido me han resultado especialmente interesantes las conversaciones sobre la Colombia de Uribe y la de Petro o, muy especialmente, sobre lo que está sucediendo en Gaza, tema en el que debaten con bastante pasión ya que no tienen la misma visión ni de lo que está sucediendo ni de las posibles salidas de cara al futuro. Las razones de Anderson me han hecho reflexionar y poner en cuestión algunas de las ideas que ya tenía bien asentadas.

Para incidir en algunos de los temas que tratan y en el enfoque que dan me parece que lo mejor es darles la palabra.

Así, Anderson deja esta pieza sobre el gran cambio que se ha operado en su trabajo y en su visión de la profesión:

“Trump no es solamente un adversario. Es el enemigo existencial. Hay que combatirlo. También he articulado esto en público de una forma que antes nunca hacía. Antes invocaba la imparcialidad. Ya no. Tenemos que ser militantes de nuestra supervivencia”. (p. 26)

Por su parte, Simón explicita lo que puede ser una de las grandes funciones del periodismo actual:

“El periodismo tiene que contribuir a reconstruir una ética pública basada en la sensibilidad, en el respeto, en el humanismo”. (p. 45)

Y, al mismo tiempo, plantea el interesante problema de cómo elaborar la información cuando a los que va dedicada tienen tan poca capacidad de concentración. 

“Y, por otra parte, la mayoría de las personas se informa a través del móvil, en el que el tiempo de permanencia máximo por artículo o reportaje es de tres o cuatro minutos. ¿Cómo vamos a poder explicar realidades cada vez más multifactoriales a una ciudadanía que ha perdido la capacidad de concentración?. Lo mismo pasa con la crónica de radio o televisión de cuarenta segundos”. (p. 47) 

Para completar diría que me ha parecido muy interesante la visión, muy crítica por cierto, que tiene Anderson del trabajo de J. Assange y, desde otro punto de vista, su siguiente afirmación: “Sadam era fascinante porque era la perfección de la tiranía”. (p.93) Un Sadam del que es capaz de explicar muchas cosas en poquísimo espacio.

En fin, un libro pequeño en tamaño pero grande en informaciones, opiniones y reflexiones. Absolutamente recomendable.

 

Jon Lee Anderson & Patricia Simón, Guerra, paz y periodismo.

 

sábado, 4 de octubre de 2025

Novela de consumo

 


Imagino que influye el tamaño del país, pero es ciertamente inagotable la cantidad de novelistas estadounidenses buenos narradores que existen y que se traducen al castellano. He tenido ocasión de leer muchas novelas de Douglas Kennedy y varias de Amor Towles, por poner dos ejemplos de este tipo de escritores. Son buenos narradores y, adejmás, no les da miedo la extensión pues sus obras no suelen bajar de las 500 páginas.

En esta misma línea se mueve Ethan Canin, hasta ahora para mí desconocido a pesar de que Salamandra ya ha traducido varios libros suyos.

La novela tiene 474 páginas y tal y como dice el fragmento de Los Angeles Times que la editorial reproduce en la solapa, se trata de: “Una novela de amplias  miras, ambiciosa a la antigua, profundamente americana”.

Comparto lo de profundamente americana, en el sentido que he dicho anteriormente, y lo de ambiciosa por sus amplias miras. Ahora bien, otra cosa es el resultado.

La historia está narrada por Corey Sifter, editor de un periódico de una pequeña localidad, quien escribe en 2006 los momentos de su juventud en los primeros años setenta cuando trabajó para un poderosos magnate local y tuvo la ocasión de ver y participar en la campaña de un senador demócrata para ser candidato a la presidencia del país. En principio un tema interesante y con posibilidades que, en mi opinión, Canin arruina en parte por dos razones: por una parte, es excesivamente prolijo y abusa de detalles que no tienen especial interés y, por otra parte, resulta muy poco verosímil el papel que cumple Corey con apenas dieciséis años y las conversaciones que mantiene con el magnate. A eso le añadiría que a pesar de la extensión varios de los personajes no están bien perfilados ni explicados. Como aspecto positivo, quizá lo mejor del libro, destacaría lo bien que están intercalados los diferentes momentos del tiempo en el que transcurre la acción.

Una novela que tiene cierto interés cuando se centra en el senador, pero que decae mucho cuando se aleja de los aspectos más políticos.

 

Ethan Canin, América, América. Traducción Santiago del Rey Farrés.

 

 

 

 

 

 

sábado, 27 de septiembre de 2025

ANDAMIO

 

Películas

 

Sirat. Producción española que, además, ha sido elegida para representar al país en los Premios Oscar. Realmente es un tipo de cine muy diferente y de alguna manera radical tanto en la forma como en el fondo. Había oído decir que es una película para ver en un cine, pero la he visto en casa y, efectivamente, en los aspectos formales ganará mucho en pantalla grande. Sobre la historia poco que decir más allá de que se trata de una historia muy triste por un lado, pero que al mismo tiempo deja constancia de una forma de vida alternativa que parece hacer feliz a los que la viven.

 

Series

 

Menem. Miniserie argentina de 6 episodios de 45 minutos. Recorre el primer período de la presidencia de Menem. Un guion muy bueno, una realización muy lograda y una interpretación realmente espectacular de Leonardo Sbaraglia hacen de esta una muy buena serie. Evidentemente, interesará sobre todo a los argentinos o a los que, como es mi caso, les interesa lo que pasa en ese país. En los diez años de su presidencia, 1989-1999, viajé varias veces a la Argentina y tuve ocasión de ver muchas actuaciones en la televisión de un personaje ciertamente peculiar.

 

Mobland. Tierra de mafiosos. Serie británica de 10 episodios de 50 minutos. Centrada en los enfrentamientos en la ciudad de Londres entre dos familias da la mafia. Muy bien ambientada y con las escenas de acción necesarias, pero sin abusar de ellas. La serie gana mucho en todas las escenas en las que están presentes Pierce Brosnan y/o Helen Mirren, los dos malos malos, sobre todo ella.

Sky Showtime

 

Platónico. Serie estadounidense de 10 episodios de 30 minutos. Una comedia dedicada a la exaltación de la amistad y, de paso, a criticar algunos aspectos de los comportamientos sociales. Divertida por lo general, aunque hay algún capítulo algo más flojo.

Apple tv+

 

Contra la ley. Miniserie británica de 4 episodios de 45 minutos. Basada en hechos reales cuenta la historia de la lucha de una mujer por que se cambiase la ley que no permitía juzgar dos veces por el mismo delito. En su caso, fue asesinada su hija y el asesino fue declarado inocente tras dos juicios (el primero fue nulo por falta de decisión del jurado). Luego iba por ahí jactándose de haberse librado de algo que sí hizo. La serie tiene el valor de reproducir muy bien esa historia.

Filmin.

 

Indomable. Miniserie estadounidense de 6 episodios de 50 minutos. Un thriller que tiene como principal atractivo que se desarrolla en el Parque Nacional de Yosemite y que, por lo tanto, ofrece muchas imágenes espectaculares de la naturaleza. La trama resulta entretenida y, salvo en algún momento, verosímil. La primera escena en El Capitán es realmente espectacular y sorprendente. Se puede ver.

Netflix.

 

Las maldiciones. Miniserie argentina de 3 episodios de 40 minutos. Está basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro pero, como suele suceder en muchos de estos casos, es peor que la novela. Quedan cosas sin explicar quizá por tener una duración tan escasa. No está mal hecha ni interpretada, pero la trama política daba para más.

Netflix.

 

La novia. Miniserie británica de 6 episodios de 45 minutos. Un drama con algunos elementos de thriller muy entretenido. Toda la serie está centrada en la pugna entre dos mujeres: la arribista novia de un joven de buena familia y la madre de este que intenta separarlos. Muchos y buenos giros de guion. Como dice un crítico: es basura brillante y satisfactoria.

Prime Video

 

Hijos de la nieve. Miniserie sueca de 6 episodios de una hora. Aunque tiene algún elemento de thriller pues comienza con la desaparición de un bebé, se trata de un verdadero drama, de un dramón me atrevería a decir. Personajes con vidas bastante rotas y una ambientación caracterizada por la ausencia de luz. Serie bastante tristona.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Análisis muy completo

 

Este libro es otro magnífico ejemplo de una política editorial pensada para que los lectores conozcamos mejor aspectos de nuestro mundo que generalmente apenas se tratan en los medios.

En este caso se trata del mundo de los desechos, de las basuras, un mundo habitual en las películas que tienen como protagonista a alguna mafia, aunque en esos casos se centra solo en un tipo de basuras.

En Vertedero, el estudio de los desechos humanos es prácticamente exhaustivo. Expongo en forma abreviada el contenido del índice de un libro que está dividido en tres grandes apartados y cada uno de estos en varios capítulos:

I.   Sucio: Chatarra, ropa usada, basura…

II.  Asqueroso.: Heces, productos de la agricultura…

III: Tóxico: Residuos de la tecnología, desechos mineros, desechos nucleares…

Como se puede apreciar a simple vista no falta prácticamente ninguno de los desechos que los humanos depositamos de diferentes formas en el planeta.

A lo largo de las 383 páginas que tiene el texto el autor va mostrando adónde van esos residuos y qué daño pueden terminar haciendo. Para ello, se desplaza a multitud de fábricas, tanto de reciclaje como de simple eliminación, de varios países y mantiene entrevistas con sus responsables y así vamos conociendo muchos aspectos de ambos procesos de los que no suele ser habitual que se hable en los medios. Así, por ejemplo, el sorprendente reciclaje de la orina que se hace en alguna ciudad de Suecia o en París; también es muy ilustrativo el capítulo en el que explica lo que se hace con la ropa usada o la existencia en algunos lugares de un doble alcantarillado, uno para los desechos y otro para el agua de lluvia, por poner solo algunos ejemplos.

Franklin-Wallis ofrece, además, en los diferentes temas una gran cantidad de cifras y datos que dejan constancia del inmenso problema al que nos enfrentamos y de las dificultades que ya existen para hacerle frente.

Como el autor es periodista, el texto está muy bien escrito y, sobre todo, de forma clara y con gran agilidad en la narración. Solamente en el capítulo dedicado a los plásticos he encontrado dificultades para entender algunas cosas por la variedad de tipos de plástico que hay y las grandes diferencias entre ellos.

He echado de menos que la edición se hubiese completado con algunas fotos, porque las descripciones que el autor hace de algunos lugares lo merecen.

Desde luego se trata de un libro algo más que recomendable aunque, eso sí, resulta un tanto agotador y desmoralizador, al menos en mi caso, por la ingente tarea pendiente, lo que no creo que sea la intención del autor.

Existe una buena entrevista de Daniel Sánchez Caballero con el autor en eldiario.es.

 

Oliver Franklin-Wallis. Vertedero. La sucia realidad de lo que tiramos, a dónde va y por qué importa. Traducción Daniel Martín Hidalgo.

 

lunes, 22 de septiembre de 2025

Literatura de fácil lectura

 

He leído pocos libros del autor a pesar de que esta editorial ha publicado bastantes. Los dos que he leído me interesaron por su tema: El niño del pijama de rayas y Las huellas del silencio (este centrado en los abusos a menores en la Iglesia).

El que ahora comento también me llamó la atención por su tema ya que, como se dice en la contraportada, está “ambientada en el mundo editorial” y tiene como protagonista a un escritor dispuesto a lo que sea para llegar a ser novelista.

La novela cuenta, narrada por él mismo en primera persona salvo una de sus partes que la narra su mujer, el ascenso de Maurice Swift hasta convertirse en un novelista de éxito. Para ello utilizará todo tipo de medios tanto lícitos como ilícitos. En más de una crítica se le compara con el Tom Ripley de tantas novelas de Patricia Highsmith, pero creo que le falta mucho a Boyne para que así sea.

El libro se divide en tres partes con dos Interludios lo que le permite al autor hacer unas elipsis que están bien seleccionadas y que le sirven para hacer avanzar la historia con cierta rapidez. Hay que tener en cuenta que se inicia con un Maurice muy joven y termina siendo ya una persona mayor.

El libro es tremendamente entretenido. Boyne es un narrador muy experimentado y sabe contar muy bien la historia, de forma que cuando el lector se queda un poco descolocado enseguida le da las claves para que vuelva a seguir bien la trama. Eso sí, no estamos ante un tipo de literatura de esa que gusta releer algunas frases por lo bien construidas que están. No, se trata de una literatura más cercana a la de un best-seller, literatura para leer deprisa, con muchos diálogos y un par de personajes realmente odiosos.

 

John Boyne, Una escalera hacia el cielo. Traducción Eduardo Hojman.

 

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Cierre de una trilogía

 

Con este volumen el autor cierra la llamada Trilogía de los pantanos en la que es protagonista la familia Shade. En este caso, y aunque aparecen todos los miembros en diferentes momentos, es John Shade, el padre, el que constituye el eje de la trama que consiste en la huida de John junto con Etta, su hija pequeña fruto de su segundo matrimonio, ante la persecución del Manduca, el malo de la novela, un sujeto especialmente violento.

Esta huida le lleva a la ciudad en la que se inició la historia de la trilogía, la ciudad en la que abandonó a su primera mujer y a sus tres hijos. Allí volverá a encontrarse con todos otra vez.

Cuando comenté Los matones de Alá, su anterior novela, ya hice alusión a la expresión country noir que parece ser que es la que le gusta usar a Woodrell para sus novelas. Creo que es bastante acertada y que refleja muy bien el ambiente en el que desarrolla sus historias. Ese mundo rural bastante desconocido por lo general, pero que al mismo tiempo está formado por muchos millones de personas. Hay otro autor, Chris Offutt, el favorito de la editorial Sajalín, que también desarrolla todas sus novelas en esos ambientes aunque yo no le metería dentro de este género exactamente.

Woodrell, más allá de lo interesante que pueda resultar la historia, es un escritor perfectamente reconocible por su estilo. Es capaz de escribir unos diálogos realmente magníficos y crear personajes de carne y hueso.

Algunos de los capítulos de este libro son verdaderos relatos como, por ejemplo y de forma especial, aquel en el que van las tres mujeres de tres generaciones a cazar serpientes, uno de los capítulos mejores del libro.

En fin, un buen cierre de la trilogía y un libro cuya lectura se disfruta.


Daniel Woodrell, Sin reproches. Traducción Ana Crespo

 

lunes, 15 de septiembre de 2025

Historias personales y crisis política

 

Vaya por delante que Padura es uno de esos escritores con los que disfruto mucho tanto por lo que cuentan como por cómo lo cuentan. Sus historias y sus personajes son de los que me llegan. Sus libros son de esos que me resulta difícil dejar porque siempre quiero saber qué es lo que va a pasar a continuación, entendiendo ese pasar no como acción sino que en la mayoría de los casos se trata de una conversación, porque, y esa es otra característica del autor, sus personajes hablan mucho y suelen decir cosas interesantes.

A propósito de esta novela afirma Padura:

“Esta novela, que se nutre de hechos tan reales como un parricidio cometido por alguien cercano y también intenta hablar de ese destino lamentable e ingrato de tanta gente de mi generación en Cuba, es o pretende ser, de algún modo, un homenaje a mis contemporáneos (…)” (p. 377)

No contaré apenas nada del contenido porque, para quien tenga interés, dejaré al final del comentario los enlaces a dos buenas reseñas. Sí decir que el parricida va a salir de la cárcel después de muchos años y eso supone cierta movilización de la gente, familiares y amigos, que están fuera.

Se trata de un conjunto de personajes que, más allá de la exaltación de la amistad que supone la novela, están llenos de frustraciones, fracasos, cesiones, etc. y de haber tenido solo algunos momentos de verdadera satisfacción en sus vidas, unas vidas marcadas por el contexto de la situación económica y política del país. Solo dos personajes tienen una situación diferente y son, precisamente, las hijas de dos de los protagonistas que viven fuera de Cuba, una en España y otra en Estados Unidos.

Padura en sus textos es siempre muy crítico con el régimen cubano, pero nunca le había visto tanto como en este libro en el que desde el primer capítulo va soltando pullas permanentemente y en el que en el capítulo 9 hace un repaso brutal a la historia reciente.

En una de las reseñas que luego citaré se dice que todo está en otros libros del autor. Puede ser, desde luego a mí me ha recordado mucho el Regreso a Ítaca en el que creo que están la mayoría de los elementos críticos que se mencionan en este.

Me ha gustado cómo se plantea en una de las reseñas la forma de reflejar la realidad por parte del autor en un fragmento como el siguiente:

“Si hay un sello paduriano es la sociología del detalle. Sus novelas son atlas de lo cotidiano: luces que se apagan, colas que enseñan la paciencia como virtud obligada, amistades que sobreviven a base de silencio. Morir en la arena recoge esa cartografía con solvencia: la ciudad se lee en las grietas de una fachada, en la costura de un recuerdo, en la manera en que los personajes recompensan o traicionan viejas lealtades”. (urbanbeatcontenidos.es)

Esta reseña tiene una breve introducción poco complaciente con Padura persona. Tampoco resulta demasiado positiva con la novela la de Jorge de Armas en hypermediamagazine.com.

A mí la obra me ha gustado mucho, me ha tenido pegado el libro, que tiene 375 páginas, varias horas y me ha hecho plantearme volver a leer el de Regreso a Ítaca y comprar alguno más de la serie del detective Mario Conde.

 

Leonardo Padura, Morir en la arena.

 

 

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Original historia en la estepa kazaka.

 

Al final de mi comentario sobre el anterior libro publicado de Aitmátov, Yamilia, dejaba constancia del deseo de que la editorial se animase a traducir más obra de este magnífico escritor kirguiso. Pues bien, aquí está la segunda publicación, muy diferente en contenido y, sobre todo, en extensión a la anterior ya que se trata de una novela de nada menos que 557 páginas.

En principio el tema parece fácil de enunciar: en un apartadero del ferrocarril en un lugar remoto de la estepa kazaka muere uno de los trabajadores y Ediguèi, el protagonista de la novela y su mejor amigo, pone en marcha todo lo necesario para llevarlo a enterrar a un legendario cementerio. Ahora bien, a lo largo del recorrido, Ediguèi va rememorando momentos de su vida pasada como la posguerra o el estalinismo entre otros, así como sus relaciones con una serie de personajes como el fallecido o también con otro que fue detenido por la policía en la época estalinista por escribir sobre su propia vida.

Además de esta historia Aitmátov, de una manera algo sorprendente, introduce otras dos bien diferentes. Por un lado, una de ciencia-ficción en la que dos cosmonautas, uno estadounidense y otro soviético, estando en una misión conjunta de ambos países, entran en contacto con extraterrestres y, por otro lado, hacia la mitad del libro dedica una buena extensión a escribir sobre Gengis Kan y su avance para conquistar nuevos territorios. Si bien esta segunda me ha resultado interesante, tengo que reconocer que la otra me ha dejado muy descolocado.

La edición que se ha traducido es la publicada en 1980 pues, por lo que dice la editorial, el autor hizo varias en las que quitaba o añadía fragmentos. De hecho esta tiene un añadido pues fecha el teórico último capítulo en 1980 y añade otro que fecha en 2002. No me extrañaría que por aquí estén pululando páginas de esos dos temas un tanto marginales.

A mí la historia que me ha hecho disfrutar más es la del entierro y todo lo que cuenta de la vida anterior. Hay muchos aspectos etnológicos de la vida en esas zonas tan alejadas y con clima tan duro. Especial mención merecen todas las referencias a los camellos en general y al del protagonista en particular que en algunos momentos se convierte él también en verdadero protagonista.

Aitmátov es un magnífico narrador y un escritor dotado de gran sensibilidad que se aprecia especialmente en cómo trata a sus personajes. Por otra parte, no deja pasar la ocasión para criticar al régimen de su país y principalmente al estalinismo. Así, por ejemplo, el siguiente fragmento, aunque se refiere a Gengis Kan, creo que tiene una segunda intención:

“(…) una sed indestructible y posesiva de poder, mayor cuanto más poder poseía, y de aquí se desprendía inevitablemente una conclusión absoluta: solo era necesario aquello que le convenía a su poder de objetivos crecientes, y lo que no respondía a esto no tenía derecho a la existencia”. (p. 300)

Una lectura recomendable aunque creo que es mejor acercarse al autor por Yamilia y luego continuar por esta.

 

Hay una buena y muy completa reseña de Koldo en unlibroaldia.blogspot.com.

 

Chinguiz Aitmátov, Más de un siglo se alarga el día. Traducción Marta Sánchez-Nieves Fernández.

 

 

 

 

 

 

 

 

.

 

 

viernes, 5 de septiembre de 2025

ANDAMIO

 

Una entrada muy floja, de las más flojas que recuerdo. Ni en cine ni, sobre todo, en series se alcanza una media aceptable. Hay mucha variedad de temas y procedencias, pero no mucha calidad.

 

Películas

 

Kingmaker. Producción danesa. Un thriller político que empieza bastante bien con las elecciones y el problema del partido de ultraderecha, pero poco a poco se va diluyendo en una trama poco verosímil. Resulta entretenida y al principio interesante.

 

Votemos. Producción española. Basada en una obra de teatro del director, Santiago Requejo, se representa una reunión de una comunidad de vecinos en las que afloran, de una forma un tanto caricaturesca, aptitudes e ideas que vemos diariamente. Un solo escenario y un buen guion bastan para hacer que la película resulte no solo interesante sino también muy entretenida.

 

Series

 

Bellas artes. Serie española, con creadores y dirección argentina, de 6 episodios de 25 minutos. No he terminado de entender contra quién va porque parece que se mete con casi todo: el arte moderno, el uso del “todes”,la defensa de la racialización, el burocratismo, el abuso del poder, etc. Eso sí, lo hace sin ninguna gracia y con una falta de fluidez impropia de una serie de tan corta duración. Hay una segunda temporada que no veré.

Movistar+

 

No sabéis quién soy. Miniserie británica de 4 episodios de 55 minutos. Basada en una novela. Resulta bastante original en su planteamiento, con lo difícil que debe de ser hacer algo así en un género tan trillado como este conun asesinato y el correspondiente juicio. Entretenida y bien realizada.

Netflix.

 

Smoke. Serie estadounidense de 9 episodios de 50 minutos. Original por el tema: una pareja de protagonistas que se dedican a investigar el origen de los incendios. Él, exbombero y ella, policía. Va de más a menos. Al principio resulta interesante, pero poco a poco se va perdiendo el interés y hay mucha reiteración. Prescindible.

Apple tv+

 

Rebels. Miniserie danesa de 5 episodios de 30 minutos. Interesante acercamiento a unos hechos reales sucedidos en 2007. Unos jóvenes ocupaban legalmente un edificio de Copenhague en el que habían montado un Club Juvenil para actos culturales. El edificio lo compró una secta religiosa y el Ayuntamiento los tenía que desalojar. La serie narra lo que sucedía en el interior del grupo que ocupaba el inmueble, los debates y las diferentes posturas para enfrentarse al desalojo. Creo que hubiese sido útil dedicar más tiempo a estos temas porque son muy interesantes, pero en general la serie también lo es.

 

Furia. Miniserie española de 8 episodios de 30 minutos. Una crítica, por momentos feroz, de algunos aspectos de nuestra sociedad. Con una estructura muy conseguida y unas grandes interpretaciones. Resulta algo irregular porque junto a momentos realmente espléndidos hay otros un tanto anodinos, pero en general se trata de una serie bastante buena e interesante.

HBO max

 

Yo, Jack Wright. Serie británica de 6 episodios de 45 minutos. Serie de intriga un poco recordando el estilo Agatha Christie. Resulta entretenida en general, pero tanto el guion como la realización me han parecido un tanto pasados de época. Prescindible.

Movistar+

 

El rastro. Miniserie sueca de 4 episodios de 40 minutos. Después de 16 años de cometerse dos crímenes y no haber sido resueltos se descubre un nuevo método de investigación. En la serie es imposible comprender en qué consiste, pero de todas formas se sigue bien el proceso en general Entretenida. Es casi un documental.

Netflix

 

Los crímenes de Äre. Miniserie sueca de 5 episodios de duración variada. Es un policiaco en el que en los tres primeros capítulos se cuenta un caso y en los otros dos, otro caso distinto. Del buen noir nórdico solo tiene los paisajes, en este caso del nevado norte de Suecia. Las tramas son muy flojas así como los personajes y las interpretaciones. Muy prescindible.

Netlix

lunes, 1 de septiembre de 2025

Un Towles irregular

 


Towles, como ya he tenido ocasión de decir al comentar otros dos libros suyos, es un buen escritor y, sobre todo, un gran creador de personajes. Posee una escritura, aunque no me guste especialmente la palabra, elegante independientemente del ambiente en el que desarrolle sus historias.

Este libro se compone de seis relatos y una novela corta (bueno, tiene 230 páginas, pero para lo habitual en el autor sí se puede catalogar así).

Los seis relatos son enormemente variados en los temas que aborda e incluso en algunos aspectos formales. Cinco me han parecido muy logrados y el otro, el último, menos.

Solo mencionaré dos. En el primero, La cola, sitúa la acción nada menos que en la Rusia revolucionaria en la que un joven se da cuenta de que puede hacer un buen negocio haciendo cola para otra persona en las múltiples que se forman para comprar cualquier tipo de producto. Se atisba aquí una crítica al régimen que se estaba implantando en el país, pero el protagonista termina yéndose a vivir a Nueva York lo que aprovecha Towles para criticar también al capitalismo. En El traficante, cuenta la historia de un señor que acudía a los conciertos del Carnegie Hall para, de forma oculta e ilegal, grabarlos y que así los pudiese escuchar su mujer que estaba enferma. Es denunciado por otro asistente que ve cómo lo hace.

Por lo que se refiere a la novela tengo que reconocer que no me ha gustado ni me ha llegado a interesar en ningún momento. Tiene una primera parte un tanto pesada, y cuando quiere introducir algo de acción -la trama tiene algo de novela policiaca-, no solo es demasiado tarde sino que no encaja bien con todo lo anterior.

Eso sí, como decía al principio, el libro está lleno de personajes curiosos e interesantes, de buenos diálogos y de historias originales.

Hay una buena reseña y muy completa de Marc Peig en unligroaldia.blogspot.com.


Amor Towles, Mesa para dos. Traducción Gemma Rovira Ortega.

 

 

miércoles, 27 de agosto de 2025

Gran descubrimiento

 

Me resulta difícil de entender que, siendo un seguidor de la colección Al margen de la editorial Sajalín, se me hayan pasado nada menos que los tres libros publicados anteriormente de este escritor irlandés. Alguno de los cuales, además, fue premiado en su día.

Kerrigan es un magnífico escritor y tiene dos grandes virtudes: la creación de personajes y de diálogos muy creíbles. Por otra parte, al menos esta novela, resulta enormemente cinematográfico y sobre todo la cuarta parte, y final de las cuatro en las que divide el texto, es tan trepidante como cualquier película buena de acción.

La novela refleja el ambiente de la delincuencia en la ciudad de Dublín con algunos personajes entrañables como su protagonista Danny Callaghan o su amigo Novak. También es original que de los dos sicarios que aparecen uno de le dé el biberón a su bebé antes de irse a trabajar y el otro cuide de su anciana vecina. Otro de los delincuentes es un lector apasionado de El arte de la guerra de Sun Tzu cuyas ideas pretende poner en práctica en su actividad delictiva.

Hay algunas alusiones, pocas para este tipo de novelas, a la situación de Irlanda, eso sí, todas críticas, y apenas hay apariciones de policías.

Kerrigan tiene un magnífico estilo y una buena estructura del relato dividido, como decía antes, en cuatro partes; utiliza la tercera, Al principio, para narrar algunos antecedentes que sirvan para entender mejor la historia.

Es uno de esos libros que cuesta trabajo dejar de leer, que estás esperando para ver qué les ocurre a los personajes y hacia dónde transita la historia. Desde luego, un libro que anima a hacerse lo más pronto posible con más obras del autor. Una gozada.

 

Notas sin importancia. Por un lado, me ha sorprendido ver tres erratas, algo muy difícil de encontrar en los textos de Sajalín. Por otra parte, el copyright es de 2013 y el libro figura como publicado originalmente en Gran Bretaña en 2009 lo que resulta algo extraño.

 

Gene Kerrigan, Días sombríos. Traducción Ana Crespo.

 

 

 

 

domingo, 17 de agosto de 2025

Mucho con poco

 

Hace algo más de un año descubrí a este autor checo que murió bastante joven, a los 43 años, que era periodista deportivo, profesión que dejó por padecer una enfermedad mental aunque, curiosamente, a partir de ese momento escribió sus mejores textos.

En este volumen se recogen nueve relatos, prácticamente todos de carácter autobiográfico, que tienen como gran protagonista al padre de Pavel. Este era judío y comunista. Por lo primero estuvo, junto con dos de sus hijos, prisionero en campos de concentración nazis, pero los tres se salvaron y volvieron. Su madre, sin embargo, era una mujer católica. Ota también se hizo comunista en algún momento, pero de vez en cuando suelta alguna pulla como, por ejemplo, esta: “Se puso el traje más decente que tenía (marrón a rayas) y se prendió de la solapa el flamante distintivo comunista creado por los flamantes comunistas…”. (p. 75)

Evidentemente, las mayores críticas las dirige a la invasión alemana y a los nazis.

Quizá por lo dicho hasta ahora se pueda pensar que estamos ante un texto muy político y nada más lejos de la realidad. El núcleo de los diferentes relatos lo constituyen diferentes momentos de la vida de su padre y, sobre todo, de sus fracasos en los negocios. Eso sí, tratado de una forma entre poética y humorística que, creo, es la clave para que la lectura de este libro resulte tan gratificante y, como se dice en la contraportada, no se trate de un libro triste ni depresivo.

Mencionaré alguno de los trabajos: vendedor de electrodomésticos en Electrolux que cierra al terminar la guerra; monta un negocio de venta de carpas para lo que compra un estanque que el vendedor le envía con solo solo una o crea una empresa para producir tiras atrapamoscas, pero en las que estas no se quedan pegadas, etc.

Nueve relatos en 118 páginas que se leen y disfrutan cada una porque, y esto es quizá lo más importante, Pavel es un gran escritor que dice mucho con muy poco y que demuestra una gran sensibilidad.

Muy recomendable.

 

Ota Pavel, Carpas para la Wehrmacht. Traducción Kepa Uharte.

 

 

 

 

 

 

viernes, 15 de agosto de 2025

Repaso monumental

 


Lo primero que hay que hacer es agradecer a la editorial Anagrama la buena idea de reeditar este libro que, escrito en 1998, publicó por vez primera en 2004.

El libro, como reza en el subtítulo, está dedicado a la generación que empezó a dirigir películas en los años setenta del siglo pasado y que, de muchas maneras, cambió tanto la forma de hacer cine como la de producirlo. Nombres como los de Altman, Beatty. Bogdanovich, Coppola, Hopper, Lucas, Scorsese o Spielberg, entre otros, son el objeto principal, aunque no único, de este magnífico “tochazo” de 572 páginas de texto más otras cien de interesantísimos apéndices.

Su autor ha trabajado como periodista en revistas especializadas y ha escrito también para los principales diarios de su país.

El libro se basa en cientos de entrevistas con los personajes que aparecen, con sus esposas, con directivos de las productoras, con guionistas, con algunos actores, etc. Biskind utiliza todo ese material de forma que prácticamente en cada fragmento del libro hay alguna o algunas frases entrecomilladas de las que, además, deja constancia de su procedencia en el apéndice de notas.

El eje del libro lo forman los directores y, por lo tanto, se escribe y se analizan muchas películas desde Easy Rider, M.A.S.H. o La última película al principio, hasta Apocalypse Now o Toro salvaje al final, pasando por El padrino o Taxi Driver en la parte intermedia.

El texto está dividido en 14 capítulos. Cada uno está centrado en una película y un director, pero, al utilizar un sistema cronológico, también se narran cosas que estaban sucediendo en otras producciones.

Obviamente, es prácticamente imposible en un comentario como este poder hablar del contenido del libro con algo de profundidad. Bisikind desde luego no se corta al hablar de los problemas de los directores y el sexo, las drogas, los matrimonios y los divorcios o los adulterios están presentes casi en cada página. También los caracteres de muchos de ellos que, por lo general, no salen muy bien parados. En el siguiente fragmento hay una buena síntesis de esto:

“Siempre he sentido que los directores tienen algo autodestructivo”, dice Ned Tanen -que no se queda atrás en esta materia- al contemplar el lamentable espectáculo de los directores del Nuevo Hollywood cayendo en tropel, llegan abajo todos amontonados: carreras arruinadas, matrimonios destrozados, amistades rotas, y la vida convertida en una auténtica ruina”. (p. 492)

Dedica mucho espacio a los problemas entre guionistas, productores y directores. Esta es la parte que menos he podido seguir por mi desconocimiento de la inmensa mayoría de los personajes, aunque, eso sí, me ha servido para formarme una idea de las dificultades de poner en marcha un proyecto y de llevarlo a un buen final. Dificultades entre las que las económicas no eran las menores. Un ejemplo:

“(…) ni siquiera había dinero para camerinos, Los ayudantes de producción tenían que ir de puerta en puerta ofreciendo a los lugareños cinco y diez dólares para que les permitieran usar el baño y las estrellas pudieran ponerse sus trajes”. (p. 275)

(Era una película de Robert Altman en su plenitud).

Solamente un par de cosas más. Sabía de la importancia del montaje, pero nunca me imaginé de hasta qué punto lo es. Hay muchos ejemplos en el libro de películas que cambiaron totalmente tras volver a montarse. Me ha llamado la atención el respeto casi reverencial que muchos directores tenían del cine europeo en general y del francés en particular. Finalmente, parece mentira que gentes como Lucas, Coppola, Bogdanovich, llegaran a arruinarse.

Un libro muy recomendable en general e imprescindible para aficionados al cine. Además, está muy bien escrito y con una agilidad narrativa realmente notable. Un gran libro.

 

Peter Biskind, Moteros tranquilos, toros salvajes. La generación que cambió Hollywood. Traducción Daniel Najmías

 

 

 

 

miércoles, 13 de agosto de 2025

Confirmación de la sorpresa

 


Hace quince días titulaba con Agradable sorpresa la entrada en la que comentaba el anterior libro del autor. Ahora, efectivamente la sorpresa queda algo más que consolidada. Estamos ante otro magnífico trabajo de no ficción en la línea de los mejores que se están haciendo en otros países por gente como Carrère, Vuillard o el mismo Sands.

Dice el autor:

“Sin embargo, el viaje de este libro de no ficción pura había comenzado mucho antes. Latía ya en dos planos contrapuestos: su ostentoso anverso, su invisible reverso”. (p. 295)

En esos dos planos divide Cerdá cada uno de los once capítulos que conforman el libro y que se corresponden con los días del traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante a El Escorial.

En el anverso, el traslado a hombros de falangistas de todas las partes del país. Ostentoso porque fue un ejercicio de ostentación del poder y el dominio sobre la población.

En el reverso, en el mismo estilo que en su anterior libro, va mostrando de forma breve diferentes situaciones personales sobre todo, pero no solo, del bando de los perdedores, unos que son personajes públicos y otros que no. Así, entre los primeros, Elena Fortún, Miguel de Molina o Miguel Hernández; entre los otros: un exiliado prisionero en un campo del sur de Francia, una joven anarquista presa, una comunista condenada a pena de muerte, y también, un requeté muerto por enfermedad en un hospital o un alférez provisional que va a morir por las heridas que tiene.

Detrás de todo esto hay un trabajo de investigación realmente excepcional. Todos los casos son casos reales y de todos da cuenta en el capítulo de fuentes. Ahora bien, con ser esto algo importante lo es más aún la forma literaria con la que el autor reviste todas las historias. En este sentido tengo que destacar cómo, en las partes del anverso, ha sabido reflejar de forma precisa el lenguaje de los vencedores. A veces utiliza textos de algunos de ellos, pero las descripciones son suyas y son algo más que magníficas. (Aquí no puedo remediar hacer un inciso personal. Nací en 1949 y me eduqué escuchando a diario esa retórica y cantando esas canciones).

De un libro de 320 páginas en formato grande se pueden destacar multitud de aspectos y momentos. A mí me gustaría hacerlo con el magnífico extracto de 50 puntos con el que resume el pensamiento de Primo de Rivera. Creo que si se leen atentamente se puede concluir cómo no se debe utilizar hoy el calificativo de fascista con tanta facilidad y frecuencia para grupos que no lo son porque son incluso algo peor.

En fin, un libro muy muy recomendable aunque, eso sí, un libro que creo que se debe leer poco a poco, que no admite una lectura muy seguida. Yo recomendaría leer un capítulo, un día, cada día.


Paco Cerdá, Presentes.